Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

De cómo los Collas pidieron paz y de cómo el Inca se la otorgó y se volvió al Cuzco.


Los Collas que escaparon de la batalla, dicen, que, muy espantados del acaecimiento, se dieron mucha prisa a huir, creyendo que los del Cuzco les iban a las espaldas; y así, andaban con este miedo volviendo de cuando en cuando los rostros a ver lo que ellos no vieron, por lo haber estorbado el Inca. Pasado el Desaguadero se juntaron todos los principales y tomando su consejo unos con otros determinaron de enviar a pedir paz al Inca, conque si los recebía en su servicio, pagarían los tributos que debían desde que se alzaron y que para siempre serían leales. A tratar esto fueron los más avisados dellos y hallaron a Tupac Inca que venía caminando para ellos y oró la embajada con buen semblante y respondió con palabras de vencedor piadoso, que le pesaba de lo que había hecho por causa dellos y que seguramente podían venir a Chucuito, a donde se asentaría con ellos la paz de tal manera que fuese provechosa para ellos. Y como lo oyeron pusierónlo por obra.

Mandó proveer de muchos bastimentos y el Señor Humalla fue a los rescebir y el Inca le habló bien, así a él como a los demás señores y capitanes; y antes que se tratase la paz, cuentan que se hicieron grandes bailes y borracheras y que, acabados, estando todos juntos, les dijo que no quería que se pusiesen en necesidad en le pagar los tributos que le eran debidos pues eran suma grande; mas, que pues sin razón ni causa se habían levantado, quél había de poner guarniciones ordinarias con gente de guerra [y] que proveyesen de bastimentos y mujeres a los soldados. Dijeron que lo harían, y luego mandó que de otras tierras viniesen mitimaes para ello, con la orden que está dicha; y asimismo entresacó muchas gentes del Collao, poniendo la de unos pueblos en otros, y entre ellos quedaron gobernadores y delegados para coger los tributos. Esto hecho, dijo que habían de pasar por una ley que quería hacer para que siempre se supiese lo que por ellos había sido hecho, y era que no pudiesen entrar jamás en el Cuzco más de tantos mill hombres de toda su provincia y mujeres, so pena de muerte si más osasen entrar de los dichos. Desto recibieron pena, mas concediéronlo como lo demás; y es cierto que si había Collas en el Cuzco no osaban entrar otros, si el número estaba cumplido, hasta que salían; y si lo querían hacer no podían, porque los portazgueros y cogedores de tributos y guardas que habían para mirar lo que entraba y salía de la ciudad no lo permitían ni consentían y entre ellos no se usaba cohecho para poder hascer su voluntad, ni tampoco jamás se les decía a sus reyes mentira en cosa ninguna ni descubrieron su secreto; cosa de alabanza grande.

Asentada la provincia de Collao y puesta en orden, y hablándoles lo que habían de hacer los señores della el Inca dio su vuelta al Cuzco enviando primero sus mensajeros a lo de Condesuyo y a los Andes y que particularmente le avisasen lo que pasaba, y si sus gobernadores hacían algunos agravios y si los naturales andaban en algunos alborotos; y acompañado de mucha gente y principales volvió al Cuzco, donde fue recibido con mucha honra y se hicieron grandes sacrificios en el templo del sol y [por] los que entendían en la labor del gran edificio de la Casa Fuerte que había mandado edificar Inca Yupanqui; y la Coya, su mujer y hermana, llamada Mama Ocllo, hizo por sí grandes fiestas y bailes. Y como Tupac Inca tuviese voluntad de salir por el camino de Chinchasuyo a sojuzgar las provincias que están más adelante de Tarama y Bonbón, mandó hacer gran llamamiento de gente por todas las provincias.